30/7/11

Ñ 1 · El sonido EÑE

Estoy tentado de empezar esta aproximación a la eñe tratando de introducirme en ‘sueño’. Pero intuyo que, aún siendo una ciudad importante, ‘sueño’ no es la capital del reino de la EÑE. Es posible que hasta mucho más adelante no sepa cuál es la capital, o tal vez que no lo averigüe nunca. ‘Año’ no es lo suficientemente universal y ‘seña’, ‘señal’ o ‘signo’ creo que son demasiado recientes —habrá que verlo—. ‘Niño’ es importante, y también ‘señor, señora’. Pero lo lógico sería pensar en una acción, en un verbo, y en ese caso me viene inmediatamente a la cabeza la palabra ‘añorar’.

¿Por qué tengo que encontrar la capital? Porque necesito acoplar la música de la palabra a mis sensaciones, y es mucho mejor encontrar músicas con el mayor número de resonancias posibles. Es mucho más potente su influjo. Ahora estoy pensando, sin embargo, que el objetivo final de este trabajo es hallar la sonoridad esencial de la Ñ aplicada a diversas palabras básicas, pero no más importantes unas que otras. La energía del sonido es demasiado pura como para que esté contenida por completo en un concepto. Sólo podemos aproximarnos a diversas facetas, manifestaciones parciales (¿infinitas?) de su esencia. Tal vez el concepto de capital me ha servido durante una época, y ya no es válido. Pero no importa. Dejemos las reflexiones formales para más adelante. En todo caso, he dado con una palabra que me parece fundamental:
Entraña. Ya sé por qué me gusta, por qué me suena tan intensamente la ñ en esta palabra. Además de ese sonido en la tercera sílaba, la primera parte, ‘entr’ indica algo interior, algo dentro. La ñ dentro. O sea, es una reduplicación. Si el sonido ñ indica, según mi hipótesis, energía guardada, energía en estado de condensación pero no activa hacia fuera, un núcleo (¡ojalá fuese “ñúcleo”!) central débil y fuerte a la vez, desconocido, reconcentrado, básico..., si la ñ es la energía vital oculta en el núcleo, entonces las palabra ‘entraña’ es una magnífica representación sonora de todo ello.
El DRAE [1] dice: ‘Entraña’. (Del pl. n. lat. intranea, intestinos.) Cada uno de los órganos contenidos en las principales cavidades del cuerpo humano y de los animales. Nótese que, hasta aquí, el término hace referencia a algo bastante frío, conceptual. Órganos, casi objetos fisiológicos. En este sentido, es homónimo de ‘víscera’. Lo busco en el mismo diccionario y ¡aleluya! ‘Víscera’. Cada uno de los órganos contenidos en las principales cavidades del cuerpo humano y de los animales. Entraña.
¿Pero cuál es la diferencia entre ‘entraña’ y ‘víscera’? Si no hubiese diferencias importantísimas, ¿para qué iban a existir dos palabras que, conceptualmente significan exactamente lo mismo? La diferencia es la parte connotativa que el sonido de la música de cada una ha despertando en el hablante y que (en uno de los casos) ha llegado a crear expresiones tan universales que incluso vienen recogidas bajo el epígrafe de frases adverbiales en un libro que llamamos diccionario, como ahora veremos. ¡Casi nada! ‘Víscera’, en el DRAE, termina ahí. A pesar de la fuerza de esa esdrújula, de esa V inicial, de esa SC que, por un lado corta como un cuchillo y, por otro, hace patente lo resbaloso, lo tumefacto de lo que describe, no ha generado tantas expresiones emocionales como ‘entraña’. Esas que, en los diccionarios aparecen detrás de la abreviatura “fig.”, o sea “en sentido figurado”. Veamos lo que el pueblo le ha añadido a entraña: “2. Lo más íntimo o esencial de una cosa o asunto. // 3. pl. fig. Lo más oculto y escondido. (...) // 4. fig. El centro, lo que está en medio. // 5. fig. Voluntad, afecto del ánimo. // 6. fig. Índole y genio de una persona (...) Hacer las entrañas a una criatura. fr. fig. y fam. Darle la primera leche. (...) Sacar la entrañas a uno. fr. fig. y fam. Sacarle el alma.
Se ha emparentado, hermanado, ‘entrañas’ con ‘alma’. Curioso, ¿no?
Por otra parte, me está pareciendo cada vez más evidente que lo que sucede con esta palabra en España pudiera ser paralelo a lo que en México ha sucedido con la palabra ‘madre’. La pena es que en el DRAE no vienen todas las acepciones latinoamericanas (¡y debería!) [2]. Pero puedo asegurar que a mí alguien me ha dicho en  actitud muy amenazadora, en Tuxla Gutiérrez, México, “te voy a partir la madre”, y sé que se refería a algo muy profundo dentro de mí. A mi alma, seguramente.
Entrañas, “dentro de las añas”, dentro de la ‘eñe’.
En definitiva, intranea (palabra latina de la que procede ‘entrañas’, o en singular, intraneus), en mi cochambroso diccionario Spes de bachillerato es “interior, privado.” Para nosotros, simplemente, “lo de dentro”.
Extraño -a, lógicamente es lo contrario. Lo ajeno. La primera acepción del DRAE dice que (...) contrapónese a propio., y la cuarta: 4. Dícese de lo que es ajeno a la naturaleza o condición de una cosa de la cual forma parte. 
Aña dice el DRAE que es ‘nodriza’ en Álava. Y el diccionario de eusquera Elkar da ‘aña’. 1. Niñera, aya, tata. 2 Nodriza. ¿Hay algo más entrañable y afectuoso para un niño que una aya? Y la terminación en -aña, -año es un sufijo de sustantivos y adjetivos procedentes del latín: ‘soterraño’, ‘extraño’, ‘entraña’...
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Pero visitemos otras ciudades, deteniéndonos en cada una lo que nos apetezca:
Coño. No me queda más remedio ahora que meterme en la palabra ‘coño’ porque, suene o no suene así, es conceptualmente, o mejor dicho, semiológicamente, precisamente una buena descripción de ese núcleo, en el universo de lo sexual.
‘Coño’ tiene otras músicas. Esa K al principio la hace muy dura, muy popular. Es rotundo el comienzo de la sinfonía COÑO. La hace tan terrestre... Y las dos “oes”. Dos “oes” en una palabra bisílaba la convierten en casi un objeto. Algo que cojo, que toco, que sobo, que como, que follo. Es un término, indiscutiblemente, de uso casi exclusivamente masculino.
¿Qué diferencia hay entre CONO y COÑO. Aparentemente, abismal. ‘Cono’ no tiene pelos, ni tiene una llamada, una voz interna, imantada, que hace que te centres en lo que contiene, en el interior, porque cuando uno dice CONO está refiriéndose a la parte externa, a la figura geométrica pura, pulimentada, al sombrero de hada, al tejado de la torre. Lo interior del cono no es algo que aparezca en la palabra, a no ser que se diga que es un cono invertido, que ya recuerda más a ese otro cono que es el embudo. ‘Coño’ tiene ya el misterio de algo profundo y desconocido que habita en su interior. Un cono misterioso.
“¡Coño!” es, curiosamente, una de las interjecciones más usadas en nuestro país. Y tiene una Ñ.
Maña. “Tener maña” es tener mucho más que habilidad. Es algo más intrínseco de la persona, más consustancial. “Más vale maña que fuerza”, dice el dicho. La maña tal vez se aprenda, pero es un aprendizaje vital, basado en la experiencia, en la dureza de la vida, en la sabiduría manipulativa y manipuladora, actitudinal. Un tipo mañoso es mucho más que “un manitas” (que un tipo ¿“manoso”?). Y además, se pueden amañar las cartas, los tratos, los juicios... La maña se lleva en la sangre, como la mafia o la zafia.
Se me ocurre asociar ‘maña’ a algo mío, o algo miño (gallego). Ese egoísmo que tiene la maña, está en miño.
Aquí la N y la Ñ puede que estén más relacionadas: algo tiene que ver la ‘maña’ con la habilidad manual, por lo menos en su origen. Y Corominas [3] también asocia ‘maña’ con “manía: maña hecha hábito” en los animales.
Artimaña: (arte + maña)
Añagaza. (Del árabe an-naqqaza, la caza.) Señuelo para coger aves.
España. Y también Cataluña, y también los maños, y los extremeños, y los montañeses de Cantabria...
El famoso misterio entrañable de España está en esa letra Ñ de su nombre, que en inglés nos lo han quitado: tan ajenos ellos a todo este drama unamuniano (a ellos nunca les podrá doler España). Aunque, bien pensado, no es tan radicalmente diferente Spain. Así, simplemente escrito suena a jabón de tocador, o a luz brillante. Sin embargo, como lo pronuncian ellos (“spein”), les suena a dolor (pain), a pena. Pero hay demasiadas evidencias sonoras y poca profundidad. Demasiado efímera parece esa tragedia llamada “spein”. Estaría mucho más claro para los anglosajones si fuesen capaces de pronunciar (y por lo tanto de entender) el sonido Ñ. Nos conocerían más, como nos conocen los franceses o los italianos, o los rusos, aunque estén más lejos. Y de una manera más intuitiva, menos plana, cosificada.
Los fascistas, nacionalistas, ultramontanos, dicen “¡Vivas... paña!”, y la P y la Ñ son su fuerza de disparo y de quejido, de puñetazo y de llanto, respectivamente. Su paño de lágrimas.
Cariño. Por ejemplo, ¿cómo modula la Ñ, aquí en la tercera sílaba, la trayectoria sensorial ya iniciada en CARI? Para ello tenemos que tratar de identificar mínimamente lo que nos trasmiten las dos primeras sílabas. ‘CARI’, indudablemente, ya posee unas connotaciones afectivas claras: Cor-coris es ‘corazón’, de ahí ‘querido’, ‘caro’,‘cordial’, ‘acuerdo’... Pero es más amable aun con la A en lugar de la O, y con esa I al final, que reduce y suaviza siempre las emociones, las infantiliza. CARI, ya de por sí transmite algo amable y tierno, como ‘caricia’, ‘carita’ (dim. de ‘cara’), ‘caridad’... En italiano carino -a es ‘bonito -a’. Bien, ¿que hace la Ñ, pues, con ese bagaje previo, tan delicado? Lo hace suya, es decir, lo hace del hablante, lo introduce en lo más profundo de su ser, en sus entrañas, y lo convierte en un sentimiento propio, personal, íntimo, activo en su seno —no aún hacia el exterior—. Lo guarda en su interior.
Comparemos ‘Cariño’ con algo parecido en lo formal. Carroño (DRAE. Podrido, corrompido), o carroña (2. fig. Persona, idea o cosa ruin y despreciable), son otro cantar. Aquí ha desaparecido esa I amable y se ha convertido en O, y, sobre todo la R simple se ha convertido en RR fuerte (en el siguiente capítulo hablaremos sobre este sonido). Caro, según Corominas, es en italiano ‘carne’. No es de extrañar que para la carne putrefacta se haya reduplicado esa R. (Carro3 o carra: En Álava: Podrido, pasado.) Por lo demás, en este caso, dado ese material tan potente, tan activo, tan denso, la Ñ subsiguiente cumple una función de añadirle un reforzamiento emocional, le da una intensidad sensitiva interior, le da incluso el sentido nasal del olfato. No pocas eñes indican asco.
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Ahora pasaremos rápidamente por algunas de las más importantes palabras en donde se puede intuir, en muchas ocasiones sin necesidad de comentarios, la función de la ‘eñe’ como la he definido. Recordemos: energía reconcentrada, energía en estado de condensación y muy activa, pero no hacia fuera.
Beleño. Planta narcótica. “tal vez del latín venenum.
Bisoño. (Corominas:) Soldado nuevo. Nuevo en un oficio, inexperto. Del italiano bisogno ‘necesidad’, aplicado por los italianos en el S. XVI a los soldados españoles recién llegados a Italia, probablemente por lo mal vestidos que iban, como reclutas allegadizos. Besoin en francés es “necesidad”.
Boñiga.
Buñuelo. Rellenos de aire o de crema.
Calaña. 2. Índole, calidad, naturaleza de una persona o cosa.
Cañí. De raza gitana. (“España cañí”, casi nada).
Caña, cañón, canuto. Las cañas y todos su derivados, hacen, fundamentalmente, alusión a su característica de ser huecas. ‘Caña’, popularmente se utiliza también en otro sentido: incitar, provocar, excitar, y golpear (“dar caña”, “meter caña”)
Carantoña. Muy emocional.
Cizaña. Lo malvado, lo venenoso en el interior de lo sano.
Constreñir. Especialmente expresiva esta palabra, ¿no? No es que algo apriete, estruje, estreche desde el exterior, es que comprime por dentro.
Cuña. Parecido efecto. Algo entra hasta el fondo, para luego poder sacarlo o fijarlo ahí.
Dañar. El estropicio queda dentro, en la estructura básica.
Desdeñar.
Desentrañar.
Diñar, diñarla. Morir. Popular y fuerte. Por lo visto viene del caló, y significa ‘entregar’. Se entrega el alma.
Empeñarse.
Enfurruñarse.
Engañar.
Escudriñar.
Estreñido
Gañido. Aullido del perro cuando lo maltratan.
Gazmoñería. Afectación de modestia, devoción o escrúpulos.
Greñas. 2. Lo que está enredado y entretejido con otra cosa, y no puede desenlazarse fácilmente.
Gruñido. 2. Voz ronca del perro u otros animales cuando amenazan. (Pero aún no atacan.)
Guiño. (...) Hay en el gesto una oculta complicidad emocional que puede llegar a ser muy intensa. Un guiño (un aviso en el momento oportuno) puede haber salvado una vida en una situación dramática, y también un guiño (una discreta señal de seducción) puede haber unido dos vidas hasta entonces desconocidas.
Guiñapo. Muñeco con paja en las tripas.
Huraño. Hurón solitario, sombrío y triste. La connotación que produce la palabra es, “triste y reconcentrado, encerrado en su propio mundo”
Jiñar. Cagar. No viene en el DRAE, pero todo el mundo en este país la conoce. Corominas sí la cita, como gitana, para explicar el origen de la palabra ‘jindama’ (miedo). Para ver la relación con las interioridades propias, hay una expresión, ya en desuso, que es muy plástica: “hacer de vientre”. La utilizábamos de pequeños en el cole, como fórmula socialmente aceptable. Sería, por cierto, interesante estudiar todas esas expresiones escolares. Como anécdota, me contó una amiga que iba a un colegio de monjas irlandesas que en su clase siempre se decía poniéndose de pie: “Me hago pis”, y la hermana te dejaba ir al lavabo sin más. A cualquiera podría extrañarle la llaneza, incluso la inelegancia de la expresión para las señoritas alumnas de un colegio de lo más finolis. Hasta que un día, pasados algunos años, se enteró que lo que en realidad decían todas era “May I go, please?” (“¿Puedo ir, por favor?”) Los británicos siempre tan elipsistas.
También, y más antiguo, es eso de “hacer de cuerpo”, que me parece ya una salvajada.
Maraña. Desentrañar la maraña.
Migraña. Sólo ya por el sonido, una cefalea, a su lado, se queda en algo tan inocente y suave como un juego de niños.
Moño. No deja de ser un ovillo de pelo.
Muñir. 2. Concertar, disponer, manejar las voluntades de otros.
Ñoño. La exageración de la eñe. La eñe elevada al cuadrado. Ésta es una de las poquísimas palabras que comienzan por eñe. Excepto ésta y otras dos o tres, la mayoría (la cincuentena restante que aparece en el DRAE —debe de haber muchas más) son de origen latinoamericano. No cito lo que da el DRAE de ella porque no estoy de acuerdo. Ñoño, para mí es cursi, blandengue, sensiblero. Ñ+Ñ
Ordeñar.
Patraña.
Pergeñar.
Plañidera.
Ponzoña. Emponzoñado. Muy expresiva. El veneno reconcentrado, o bien introducido dentro del organismo. Da miedo y repugnancia la palabra.
Preñar, preñada. ¿Hay que decir más?
Puño, puñado, puñal. Un puño es una mano cerrada.
Rapiña.
Redaños. Fuerzas, bríos, valor. ‘Cojones’, en una palabra. O ‘entrañas’.
Regañar.
Reñir.
Roña. La suciedad bien metida en la piel, o en cualquier superficie.
Roñoso. Hay que rascarse los bolsillos para no ser tacaño. La roña, por otra parta, es esa suciedad bien incrustada, difícil de sacar.
Saña. Fortísima.
Tacaño.
Tañer. El tañido de la campana, por ejemplo. Tiene la palabra su propia sonoridad profunda.
Teñir. Cambia una de las esencias de algo, y dentro del tejido mismo: el color.
Terruño. Suele tener un uso muy emotivo esta palabra.
Tiña. ¡Si la envidia fuera tiña!
Triquiñuela.



[1] Diccionario de la Real Academia. 21ª Edición. En adelante, DRAE.
[2] Esto está escrito antes de la aparición de la vigésima segunda edición del DRAE, que sí las incluye.
[3] Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, 1983

9 comentarios:

  1. Anónimo15:04

    Te olvidas del fundamental "ñaca-ñaca", sin el que no existirían los demás. O del mal traducido "compañía". O de la onomapoteya burlona del "ña-ña".Cabe decir que seguramente te haya alertado lo de la eÑe de la Tribu, sin restarle mérito al gran invento traslativo de la gn a la susodicha. Pues eso ¿De dónde la Ñ como partiocularizado invento castellanao?
    Interesante blogh, que también podría ser un "bloñ"

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  2. Anónimo23:01

    Cabría recordar también al "ñoqui", del italiano gnocci. Dar un ñoqui es también tratar de noquear. ¿Y por qué no el elemental "coño" que el autor obvia por delicadeza literaria? O el gracioso noñerias que en algunos sitios se complica y duplica en el ñoñerias. Ñato, como sinónimo del chato españolizado. Ñandú, gran pajarraco ovíparo de las llanuras. Etc.

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  3. Ñaca-ñaca me gusta. Se me pasó. Igual que el ñam-ñam de los TBOs, con esa M de sinestesias tan orales (como, si ando con tiempo, explicaré cuando suba la M al blog). Son muy expresivas, bastante infantiles. La primera, sobre todo, tiene una ironía tremenda, pues hay un gran contraste entre la rubicundez de la ña (la Ñ es el sonido más alto, más idealista, pues implica incluso a los senos nasales) con el parón tan duro, tan bajo (dorsal, casi gutural) de la ca. La repetición refuerza el juego adulto-infantiloide-irónico, con ese ritmillo juguetón, que entonado con alevosía puede ser muy mordaz.
    'Compañía' sí aparece, pero en Ñ2 (A+Ñ), porque la saco a partir de 'acompañar'. Te remito a ella, a ver si te convence.
    Cuando escribí esto no estaba en mantillas, ni en germen siquiera, Tribueñe, así que no hay ninguna influencia directa.
    Lo que dices de la Ñ como particularizado invento castellano, tienes toda la razón. Aquí lo único que se inventó (y debió de ser invento de escribano, para ahorrar esfuerzo y tinta) fue lo de la tilde. Pero el sonido está en muchísimas lenguas. De todas formas no creo que nadie en su sano juicio defienda que es un invento español. La grafía si, de ahí el logo del Instituto Carvantes.
    Gracias por los comentarios.

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  4. Para el Anónimo de las 23:01. ¡Protesto vehementemente! La palabra 'coño' figura en un lugar muy importante de mi estudio sobre la Ñ. Aparece en segundo lugar, tras 'entrañas'-'extraño'-'añas', y le dedico bastantes líneas. Te emplazo a que lo mires (Ñ1 - El sonido Ñ), a ver qué te parece.

    'Ñoñerías' está estudiada también, pero yo me he centrado en el sustantivo-adjetivo 'ñoño'. Está un poco más abajo, también en Ñ1.

    Es cierto que el material no está expuesto con un orden muy racional. Lo lamento. Sé que no resulta nada cómodo para mirar a vuelapluma, o como consulta, sino que tiene todo un carácter más literario, siguiendo el hilo de mi propio proceso investigador.

    Con respecto a otras palabras que citas, no me parecen tan importantes, y no podría incluir las miles que hay.

    Gracias por tu interés.

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  5. Perdón, me olvidé de que, a propósito de 'ñoñerías' puedes ver también la entrada "Ñ4·Doña Ñoña (retrato)".

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  6. Ya tienes un seguidor más que intentará serte fiel.
    Desde luego, para comenzar has escogido las vocales más sonoras. Muy bien hecho. Si me permites, te diré que leyendo el capitulo de la ñ me ha resurgido una vieja idea que tal vez pueda servirte. La ñ, la rr y todas las vocales cuyo sonido retumba con fortaleza son empleadas en palabras que llamamos "tacos" o "malsonantes" o "socialmente incorrectas" (no políticamente incorrectas como suele decirse traduciendo mal del inglés el término "polite").
    No hay nada más sonoro en el español que "coño" y, por ello, es el taco más pronunciado. Claro que hay otros de gran contundencia, como "chocho" y otros cercanos (como chumino), de los que creo hablarás cuando llegue la ch. O "cabrón", pero como la b es dulce y melosa (como en beso) necesita una r dura y tajante para convertirse en insulto. "Marica" no es término injurioso, pero sí lo es "maricón". Los insultos (¡qué duda cabe!) van a formar parte importante de este estudio tuyo, porque su sonoridad va a llamar a tu puerta continuamente. En un libro que publiqué hace años (Antología popular obscena, ed. De la Torre) prologado por mi admirado Caballero Bonald, hay una larga lista de palabras de este tipo que pongo a tu disposición.

    Un abrazo

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    1. Muy interesantes tus propuestas, Jos. Se nota que has reflexionado ampliamente sobre el tema de los sonido de las letras. Trataré de encontrar tu libro, que entra de lleno en mis apasionados intereses.
      Es verdad que los sonidos Ñ, CH, K, J, P, Z, son potentes, cada uno con sus valiosos matices, y que pueden ser utilizados como arma arrojadiza (leí una vez que un maestro zen podía matar con el sonido de ciertas palabras especiales o mantras). Me centraré en ese asunto en algún momento.

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    2. Anónimo19:32

      No es la Ñ el sonido que más me camela, pero siempre me encantó la palabra ÑU. Aunque es un animal africano, me evoca a otra palabra que supongo nada tiene que ver: espíritu. Será por la brevedad y esencia sonora.Ñ contenida, pues la u es un mero soporte que solo le da existencias a esta palabra. Sonido ñ en estado puro.

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    3. Me identifico contigo, Anónimo del 5 de marzo, con eso de estar encantado por alguna palabra. Ñu puede ser un sonido mágico, en efecto. Que te evoque la idea de espíritu no es tan descabellado, puesto que muy cerca, muy cerca, está la palabra 'nous'. En la filosofía griega hay dos líneas de interpretación de esta palabra: una recoge el sentido originario del término Noûs como facultad de reconocimiento inmediato, directo, de una realidad (Aristóteles), y otra lo identifica con la mente suprema (Anaxágoras). ----- Y es cierto que es de los sustantivos más breves de nuestro diccionario. Hay muy pocos con dos letras. De hecho hasta ahora yo creía que sólo había uno: fe.

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